Porque me imagino que todo por ahí adentro debe estar alborotado. Uno va descubriendo el mundo a medida que deja que el mundo se vaya colando por nuestros sentidos. Y nos volvemos un poco esponjas ¿no? Y nos llenamos de tanto que parece que desbordamos.
Por eso está bueno tomarse un tiempo. Y sobre todo aprovechar el tiempo de celebración. Porque en ese tiempo podemos compartir la vida sabiendo que el otro entiende; que sabe y que respeta. Y por si fuera poco, lo que no llegamos a experimentar nos llega por la voz y los sentimientos de ese otro que nos regala su mirada y su corazón.
Crucemos el lago juntos.