martes, 8 de septiembre de 2015

Fiesta del Alma


Vasijas de Barro. Dejarnos interpelar por nuestras propias fragilidades. Y asumiendo nuestra debilidad, dejar entrar al otro a casa. Sentir que somos uno; que aunque la vida nos haya sentado en distintos barrios, siempre hay un mate que genera el encuentro.

Hoy unos chicos de 1ro me vinieron a hacer una entrevista sobre el CEC San Marcelino. Qué casualidad, ¿no? Vi cómo se iban entusiasmando, y una pregunta llevaba a la otra generando un diálogo generoso y vital. Cuando uno deja entrar al otro a casa, siempre nos modifica. Nos ayuda a descubrirnos. No importa cuánto nos preparemos, siempre terminamos mostrándonos desnudos ante el otro. Porque los corazones se buscan, y no se quedan tranquilos hasta que se muestran tal como son.

Hogar, acogida, fuego, calor, misterio. Encuentro que enciende el alma y nos descubre realidades. Hoy más que nunca, entretejidos en un Aguayo que libera el corazón y nos hermana. Y nos permite vivir una Fiesta del Alma.

“Vamos a poner de Fiesta el Alma,
que es hermoso lo que falta
todavía por andar”


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